domingo, 15 de agosto de 2010

Posdata

Querido diario:

Tengo tantas ganas de bailar, que podría volverme loco ahora mismo. Barcos y más barcos desfilan ante mí, y mi libro de Economía se siente derrotado. Está perdiendo, una vez más, su batalla particular contra mis ansias de verano.

El sol se ha ido ya; a media tarde, en Ampuriabrava las nubes lo cubren todo y el aire se vuelve fresco, otoñal. Es como disfrutar de unas vacaciones en dos estaciones a la vez, sí. El mundo está lleno de estos dobles filos, ¿no crees?

Me siento bien, muy bien. Relajado y a salvo: no puede pasarme nada malo aquí. Nina está lamiéndose las patas en mi regazo, y una canción de La vida es bella lo armoniza todo: su feliz apatía, mi apatía feliz. Esto es apatodemonía en estado puro.

Tengo la garganta seca. No sé si por la resaca de ayer por la noche, o porque... Vale, joder, es por la resaca de ayer. Pero, contra todo pronóstico, hoy me he levantado a las diez menos diez, como un campeón. Y aquí estoy ahora, escribiéndote lo primero que me pasa por la mente para no pensar en que tengo que estudiar Economía. Como, por ejemplo...

Quiero conocer a una chica, ¿sabes? Una chica que me haga sentir especial, que se fije en que no tengo los ojos marrones del todo; que se sienta atraída por mí y que se ría mucho.

Tiene que ser un sol radiante, como ese que ahora no se ve aquí, en Ampuriabrava.

Algún día podré llevarle el desayuno a la cama, seguir con la yema de mis dedos la curva de esos hombros de mujer y besarle la espalda. Y decirle "buenos días, princesa".

Algún día.

¡Felices vacaciones!

Querido diario:

Estoy en el paraíso. Luce un sol radiante y el cielo está terriblemente azul. El ambiente es de paz y fiesta a la vez.

Las ondas que forman los barcos, al pasar por el canal, me recuerdan que añoraba esto. Echaba de menos mirar por el balcón y ver nuestro velero, a dos metros de distancia; el amarre, con sus baldosas rojas un poco desgastadas; este viento fresco que lo aligera todo, incluso las penas propias.

Ampuriabrava es hermosa.

Me queda aún una semana de vacaciones por delante -mi única semana de vacaciones este verano-, y pienso disfrutarla al máximo. Atrás quedan, por ahora, muchas cosas en las que prefiero no pensar.

Un sms que no llegué a enviar para esa persona a la que quiero tanto, añoro más y temo el doble. Una voz extranjera que no sabe nada. Mi cambio de acera, joder.

Cada día que pasa, me conozco menos.


jueves, 12 de agosto de 2010

(Por qué) callas y te vas. III

Querido diario:

Hoy estoy dispuesto a soltarte una moñada tras otra. Hasta agotarte, hasta que tus páginas se vuelvan pesadas y grasientas por tanto romanticismo. Como pétalos de rosa bañados en miel. ¿Te lo imaginas?

Los días se me hacen cada vez más largos. Noto que se me escapa la gente entre los dedos, y que ya apenas me queda dónde agarrarme cuando me mareo. Los dragones han salido esta noche, y rugen como locos. Unos locos cabrones que lo mojan todo e iluminan el cielo. Un rayo, un trueno, otro rayo.

Llueve a cántaros. Otra tormenta de verano; otro motivo para estar triste o melancólico o pensativo. Da igual, todo es la misma mierda. Todo lleva a lo mismo, a la misma conclusión.

Tú, siempre tú. Como nunca antes, de hecho; lo nuevo es ya tradición.

¿Los feos no tenemos derecho a más? Sólo quiero...

(silencio)

martes, 10 de agosto de 2010

(Por qué) callas y te vas. II

"¡Qué solos se quedan los vivos!"
y el sol se ríe, en lo alto.
Es triste saberse triste
y no poder remediarlo.

Qué solos se quedan los vivos,
¿eh? Con pedazos en las manos
de algo -no sé, tú dirás-;
de nada y un pálpito.

Tic, tac, campanadas de reloj.
Tic, tac, donde tú vayas
no voy. O sí. O tac.
Tic. O no, ¡qué sé yo!

Me miras y sonrío
y callas. No lo entiendes.
Cómo vas a entenderlo.

La magia de una llamada
que no llega, no llega.
Tic, tac, tic, tac.

Qué solos se quedan...

Ah.




posdata: recuerdo de una tarde inolvidable en plaza España: ¡campeones del mundial! Qué fácil parece todo en esos momentos.

domingo, 8 de agosto de 2010

(Por qué) callas y te vas.

Cada día, un reto nuevo. Verse y no reconocerse; optar por seguir cambiando.

Me hablan de amor y sonrío: suspiro y siento envidia. De la sana, como un tomate cherry que brilla al sol. Nadie sabe nada ya. Me entretengo tejiéndome y luego me olvido de acabar. 

Siempre con ese hilo colgando.

Una vida a medio hacer, entre dos aguas que me ignoran. No me entiende nadie, ni quiero que nadie lo haga. Entenderme es aburrirme, porque "yo soy así". ¡Tópico típico para el niño malcriado--

Pero yo he convertido mi mundo. Lo he moldeado a placer: la grasa, en músculo y nada; el tabaco, en aire limpio y paciencia; el alcohol, en agua y zumo y tés y leche; los helados, en fruta y ensaladas;  

yo, yo mismo, en... Shhht.

Allá a lo lejos, demasiado lejos, unos ojos miran a alguien que no soy yo. O no miran. No saben verme, o no quieren. No importa, el resultado es el mismo, ¿no? Claro.

No importa, no me viene de aquí. Un fracaso más o menos se pierde en esta espiral de cambios.

¿Entiendes ahora? ¿Entiendes por fin?

Shhht... Aún queda mucho por delante.



- Nueva novela, espero acabarla este mismo verano.