un horizonte abierto
y un cielo azul que lo abraza.
Tras ellos la noche,
la paz, la melodía,
los ojos cerrados.
Pies que se enlazan
con manos, y bocas
y una armonía de cuerpos
incendiados.
Es el eterno retorno,
un ciclo de sueños, abrazos,
piel conectando y calor irradiado.
Quererse uno y querer,
hasta que nosotros se quede corto,
mayestático,
y creemos un nuevo plural.
Llorar y reír, adelante siempre,
y un coro magistral.
Que sea todo yo
y todo tú frente a frente.
Que viva un amor
reimaginado
y el amor me lleve.