No somos robots
ni queremos serlo.
Somos dos realidades fusionadas,
entretejidas, conectadas;
y somos también dos planetas
que se observan desde sus órbitas,
tratando de entenderse,
explorándose mutuamente todavía
y siempre.
Somos un conjunto de desafíos superados,
aventureros
determinando su filosofía
de viaje.
Hablamos el lenguaje de los dioses,
sobrevolamos el mundo mientras dejamos
el mundo en casa,
a salvo,
y en el corazón nos lo llevamos.
No somos robots
ni nos lo planteamos.
(p.d. ojalá la inspiración haya vuelto para quedarse. Echaba mucho de menos escribir algo no relacionado con el derecho).