martes, 3 de diciembre de 2013

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo
en que noche y día invitaban a soñar.
Un tiempo en que las palabras
no me dolían al salir.
Un tiempo
en que todo estaba por hacer,
por sufrir y disfrutar.

Eran aquellos días
en los que hablar no era raro.

Eran otros días.

Hubo un tiempo
en que te sorprendía y me sorprendías.
Nos sosteníamos abrazados,
dormíamos desnudos y despertábamos.
Un tiempo en que hablábamos más.
Hablábamos.

Eran días distintos,
llenos de ilusión y sueños
y un futuro apenas esbozado.
En esos días, ¿recuerdas?,
hablar no era tan raro.

Tiempo hubo, y atrás quedaron
los proyectos y el diálogo,
las noches, la desnudez
y esos días
que ahora, ya, son extraños.

martes, 12 de noviembre de 2013

Sabes bien que,
cuando más cosas tengo que decirte,
apenas digo nada.

La sinceridad absoluta
no necesita palabras.
Se transmite por los poros,
se absorbe con la mirada.
Flota en cada suspiro.
La acunas en tus brazos.
Se pierde entre tus curvas
y se encuentra en las sábanas.

Mi verdad la atesoras
en cada abrazo, en cada caricia,
en tu sofá y en tu cama.
Por eso sabes bien que,
cuando más cosas te diría,
apenas te digo nada.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Cuando vengan las palabras

Cuando las palabras vengan
-y venga con ellas el frío-
ya estarás lejos.
Te habrás ido
como se fueron todos,
queriendo mirar atrás
y recorrer otros caminos.

No podrá ser.
No veré más tu rosto dormido,
ni recorreré tu espalda
y tus brazos
y tus piernas
con mis cinco sentidos.

No quedará nada.
Me quedará el olvido.

Cuando las palabras vengan
por fin
y, con ellas, venga el frío,
habré llorado y dormido,
llorado y dormido,
llorado y dormido.

Me duelen los dedos,
me duele el pecho y el alma.
Me duele lo vivido.

Cuando vengan las palabras...
Cuando venga el frío.

jueves, 31 de octubre de 2013

Casablanca

Noto cada segundo que pasa,
callado. Cada segundo
y cada minuto y cada hora.
Cada silencio perpetuado.

Tras el amor salvaje
y el verano y las olas,
tras las horas de cama e intimidad,
nos queda este otoño rancio.

Un "siempre tendremos París"
sin nada con qué contentarnos.
La espera me lo quita todo,
las referencias y el llanto.

Es una inquietud mortal,
un dolor en el estómago.
Un vacío infinito. El frío
ha llegado.

Apatodemonia en un ciclo renovado.
La historia se repite
y nosotros aprendemos
y luego lo olvidamos.

"Siempre tendremos París".
Siempre tendremos algo.
...
¡Algo!

domingo, 15 de septiembre de 2013

Eres mi silencio.
Eres mi avión de rescate
en un alud de palabras.
Eres mi calma, mi paz,
las manos que sustentan mi cabeza
en su caída acelerada.
Tú detienes mi caos,
me relajas
hasta que pasa la nube
y se me adormece el alma.

Pero tú eres el frío en la mañana,
el que me hace taparme
y me despierta sin ganas.
Eres también el vacío en mi estómago
cuando estamos en tu cama.
Eres deseo frustrado
y mirar por la ventana, y fumar
en el balcón,
y tener frío
por la mañana.
 

...
 

- Eres mi silencio. Eres...
- ¿?
- No, nada.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo que nos queda.

Siempre nos queda el silencio.
Cuando lo que está por decir
se nos duerme dentro,
se quedan
en mi boca y en tu pelo las palabras,
como sobres por abrir.

Abril atrás
y mayo en nuestros brazos.
Primavera de un año vital,
que no nos esperábamos,
nos verá callados. Nos verá
y no podrá decir dónde comienza quién,
dónde nos terminamos.

Somos fusión y calma;
tranquilidad de versos inacabados.
Soy ideas enterradas ya,
la vista al frente
y una mirada clara.

Siempre nos queda esto:
este callar y sabernos hablados,
este silencio agradable
que nos acaricia los brazos
y la cara.

Me quedas tú
y tu nariz,
tus ojos, tus labios.
Me faltan las palabras
y los besos
y las manos.

Siempre me queda el silencio
y tú para llenarlo.

jueves, 9 de mayo de 2013

8 de mayo (II)

Tus ojos entrecerrados, apenas despiertos,
son ventanas que encauzan el sol.
Son luz de mañana y aire fresco,
son un cielo sin nubes, son...

No sabría decirte.

Me baño en tu mirada,
y prefiero pensar menos
y sentirte.

Notar cada milímetro de ti en tu cama,
en la ducha, en cada estancia. Prefiero
no saber nada; dejarme llevar,
y que reinen tu mirada
y mi mirada. Nuestras piernas entrelazadas,
tu cabeza en mi hombro y mis manos
explorando tu espalda.

Eres la apoteosis de lo desconocido.
Un torrente de sentidos potenciados,
de tiempo transcurrido en todo
-o en nada-.

Eres darle importancia a una taza de café;
una crêpe y una velada.
Eres,
no lo sé,
el poder de la palabra.

8 de mayo (I)

Una semana en las nubes.
Una semana. El tiempo avanza,
creo: los minutos pasan ante mí
sin decir nada.

El tiempo es ahora luz,
y mi alma iluminada apenas ve.
Ahora eres tú. Tú mi referencia,
el fondo y la forma de lo que pienso.

Los segundos son un plazo de espera,
y así 
espero a que llegue mi turno.

Cuando llegue por fin,
no diré que eres mi mundo.
Aún es pronto y no hay prisa:
"cuanto más alto vuelas..."

Otro segundo.
Cuando por fin te vea,
atrás quedarán estos versos tempranos
y esta ilusión
y esta espera.

Una semana en las nubes
y estos largos instantes en la tierra.