sábado, 24 de septiembre de 2011

Noche de lluvia a principios de otoño

Me quedo con tu olor.
Con la delgada línea
que separa lo bello de lo mediocre.

Recordaré lo bueno.
Toda esta mini-vida
que has protagonizado.

He sido personaje de tebeo,
cómico y reina del drama;
he escrito -o he leído-
esta trama retorcida, cansina ya.

Como una obra por terminar,
olvidada apenas en el escritorio,
dormiremos en un limbo gris.

Antes de dejarte ir,
no diré nada -aunque hay mucho que decir-.
Seré la boca que calla,
la mano que dice adiós,
el rostro que no expresa nada.

Seré una despedida incomprendida.
Una despedida controlada.
Seré algo que no entiendas, 
quizá,
como casi nunca
entendiste lo que pasaba.




viernes, 17 de junio de 2011

Poema (tardío)

Te deseo.
Deseo incendiar mis manos
en tu pelo.
Deseo que nos reinventemos
por la noche,
que nos desconozcamos siempre.

Ansío que me encuentres
entre tus piernas,
abrasándote las entrañas.
Ansío escalar tu cima y coronarte:
ser el rey de tu cuerpo.

Quiero ser la ruta
y que tú seas mi destino.
Quiero allanar
las piedras en tu camino,
con andar certero y decidido.

Quiero que seas mi día de sol
y yo tu tormenta de verano.
Que tú y yo lo seamos todo:
cielo y nubes,
lluvia y rayos.

Tengámonos esta noche
y, con tenernos, quizá
nos convirtamos en todo y nada,
y sexo y cigarros.

sábado, 14 de mayo de 2011

una noche de mayo.

Hablamos y ¿mientes?
Nos miramos y magia,
te pregunto y asientes.
No quiero que te vayas
y tú ---
Bueno, en fin.

Tú quieres que me quede
porque sí,
por un qué sé yo.

No quieres amor
ni lo has querido;
¿qué puedo ofrecerte?
Apenas risas y noches inventadas,
y mi deseo de tenerte.

No es mucho.
Es poco o suficiente, de hecho;
dependiendo de lo cerca que estés
y las ganas que tengas de verme.

Si quisieras, podríamos ser tanto. 
Tan amigos y amantes; tanta paz 
si me dejaras intentarlo.

Pero, ¿me dejarás?

sábado, 8 de enero de 2011

Último poema no-leído

Todo se estropea.
Se acaban los besos y quedan
los poemas no leídos,
las palabras nunca dichas.

Toca que mueva ficha y no lo hago.
Porque me aburre reiniciarme.
Búscate a otro crío. Enséñale lo básico.
Que aprenda a complacerte y lo haga bien.

Qué cansado. También podría, no sé,
cambiar de estereotipo. Buscarme a un tipo listo;
un rival y no un alumno.
Alguien con quien ser uno y uno; nunca dos.
Qué sé yo.
Alguien con carisma.

Que conozca La Casa Azul.
Que no viva pegado a un móvil
y lea novelas en inglés.
Que me escuche cuando hablo, sin analizarme,
ni responder con algo sobre él.
Que hable de cosas interesantes
-pero sin pasarse-.

Todo se acaba, claro.
Sería tonto si me enfadase o sintiese triste
en vez de reírme como lo hago.

Un beso y adiós,
y hola al nuevo candidato.
Hay cosas que empiezan de nuevo
cuando se vuelve necesario.