viernes, 29 de enero de 2010

Mi semana (5/7): Viernes.

Increíble, boquita. Increíble.

-¿No te lo esperabas? De verdad nunca, en estos últimos meses, se te ha pasado por la cabeza?

-¡Jamás! Pero... ¿A quién iba a ocurrírsele? ¡¡Has escrito un libro dedicado a un chico!! ¿Y ahora me vienes con que eres heterosexual?

Shhhhhhht. Las manos bajan y rodean el asa de la taza. La taza sube y moja los labios, luego inunda el paladar. Caída libre por el esófago y el café acaba en lo más hondo de los amigos. Se miran y apenas se conocen; es todo tan extraño y natural a la vez. Lo único que antes les separaba ahora resulta ser el último puente que se abre entre los dos lados del precipicio.

-Volvemos a tener algo en común, ¿no? -resuena la respuesta. El bar permanece en silencio, expectante-.

-...

Viernes de cambios. Viernes de locura, de revolución. En el fondo, las cosas no son tan fáciles.

Hoy se acaba el mun--

-¡EH! ¿Pero nos hemos vuelto locos? ¡Esto no puede acabar así! -el amigo se levanta, tira la taza, se encara al escritor-.

Una entrada acaba cuando se publica.

O no...

miércoles, 27 de enero de 2010

Mi semana (4/7): Jueves.

Dos. Dos manos, dos brazos, dos ojos, dos pies. Dos labios que buscan dos más. Dos horas que pasan tras otras tantas, y el tiempo no se detiene nunca. Dos manecillas son testigos silenciosos del dilema.

Dos caminos, dos opciones. A un lado el abismo, al otro lado igual. ¿Qué eliges, boca con sabor a cereales y almendras?

Sonríe, venga, ¿qué te cuesta? ¡Si no importa lo que elijas! La decisión es tuya, sólo tuya.

El sol de un lunes, que te pillará recostada sobre un pecho, olvidados el tiempo y el espacio; el metro y sus paradas, en cada una pensando lo poco que te queda para innovar, por primera vez en mucho tiempo.

O puede que te atraiga más ese cantante que apenas conoces, que nunca ves, que sueñas cuando menos te lo esperas. Ése que te tiene el corazón agitado y el estómago removido, y que te hace temblar de pies a cabeza aunque no él no sepa ni cómo te llamas.

Equilibrio semanal.

-¿Esperanza?

-Al menos, un poco de diversión.

.. Ah, los dulces juegos de los jueves.

Mi semana (3/7): Miércoles.

Yo sé que, cuando cantas, te corre la energía por las venas, de puntillas, y se te hace un nudo ahí, en las entrañas. Que no me engañas, no, que te conozco, y entiendo, por el tono que utilizas, el millar de pensamientos que te van rondando las orejas.

Te lo noto, sí, yo te noto cada idea y la siento en mis pulmones, cuando se abren y se arriesgan a respirarte. Que tu aire es mi aire, y nada más y nada menos. No estoy hecho yo para olvidarte, ni para tenerte a medias tintas o para hablarte.

Te oigo cuando cantas, aplaudo a tus instintos cuando clavas esa nota tan aguda, que apenas se oye, que casi no es ni música, es un idioma nuevo y genial.

Cada miércoles lo empiezo y lo acabo pensando en ese coro, en nuestro coro, inundado por tu voz durante horas, abandonado a su suerte después, cuando te marchas. Como yo.

Lo confieso, lo confieso, cada miércoles comienzo a imaginarme que esto es cierto, y que tú participas en mi concierto de cámara; que estas caras y este viento en mis mejillas -cuando la calle me abraza- no son nada

si no estás.

martes, 26 de enero de 2010

Mi semana (2/7): Martes.

Las puertas del metro se abren. Pasan unos segundos y entonces se cierran. La mirada esclava observa, sonríe, piensa. La mirada se deja llevar por la gente, los pasos, las palabras de alguna pareja que se pierden en el ambiente.

¿No te das cuenta? Qué va, cómo ibas a hacerlo. ¡Si estás atontado! Que los ojos se te van, lo noto, y los dedos te bailan un tango extraño. Como si estuvieras nervioso. Como si no supieras qué mano lleva la rosa y, ante la duda, optases por estrujar el tallo con las palmas y cubrirte de sangre, de esa sangre limpia, roja y cálida.

Atontado. Cada parada solía significar un poco menos para llegar a casa. Allí te esperaban tus padres y tus perros y tu pc

y una cena destemplada y un café.

Eh, pero... Espera, espera un momento. ¿Por qué bajas aquí? Esta no es tu parada. Eh, ¿adónde vas? Tu mirada no es aquella mirada que observaba el mundo y sonreía. No, no, tu mirada ahora se observa a sí misma, se inspecciona y se entretiene con otros juegos. Memoria, olores, tacto.

Y una voz por el interfono y la puerta se abre y hay otra mirada sentada en la mesa y ambas se abrazan.

Ni un café solo más.

domingo, 24 de enero de 2010

Mi semana (1/7): Lunes.

-No me recordarás mañana. O puede que sí... No lo sé, qué más da, no importa. Eh, ¡te lo digo en serio!

Hace un sol radiante hoy. Es un bonito lunes de mediados de mayo, y el calor ha hecho un pacto con el frío. No tirito ni me agobio, ni sudo ni se me eriza la piel. En la habitación todo es perfecto, como si un reloj natural hubiese templado nuestras sonrisas, nuestra sangre.

-¡Ah, el amor...!

-Quién lo pillara, ¿no? -dice la boca casi dormida-.

-Bueno, es todo muy relativo.

Yo te tengo a mi lado, y oigo, como si alguien me susurrase las notas, una melodía a piano. Las teclas invisibles me hablan de paz, de confianza, de silencios cómodos y conversaciones amenas. Nuestro cielo -este techo blanco, lleno de días y noches devorándonos-, nuestro cielo es quien me ha abierto los ojos esta mañana.

Y lo siguiente ha sido tu cara, bañada por este sol que no veo y siento, que toco en las sábanas como si le acariciase la mano. Pero es tu piel la que noto. Son tus dedos.

Qué más da el amor,
¿Qué más da el amor?
Qué más dará, ah...
Si nos tenemos.

miércoles, 20 de enero de 2010

Las cuatro estaciones IV: Decepción.

"Decepción es algo demasiado difícil como para explicarlo en una simple entrada. No es sólo amor que muere, no es odio que apenas nace. No es tristeza, ni resignación, ni una mirada frustrada.

Es la suma de todo eso.

La decepción me mueve adelante y atrás, me hace decidir si ha llegado la hora de decir adiós. Depende de tantas cosas que no podría enumerarlas en una decena de párrafos. Y, no obstante, es una de mis reacciones más previsibles.

Imposible de evitar. Cuando veo que más allá de esos espejos que son tus ojos no hay más que una pared y un par de clavos aguantándolos; que detrás de esas manos, de esas ramas fuertes de rosal blanco, no hay más que tallo -ni siquiera espinas, joder, ni siquiera eso-; cuando me doy cuenta de que estás hueco, de que no importa cuánto tiempo te observe.

De que no sirves para nada."

Y el pequeño espejo de mano cayó al suelo, y se rompió en mil pedazos. Se oyeron pasos alejándose del desastre.

martes, 19 de enero de 2010

Las cuatro estaciones III: Felicidad.

Es una frase pronunciada en el momento correcto. No un minuto antes, ni uno después. Salir del metro y, oh, ¡sorpresa! El aire está nublado y los mismos árboles parecen mecerse en el viento suave -apenas un susurro-. Todo es gris excepto la vida, la energía plena de un pájaro errante y de unos peatones apresurados.

¡Todo es vida! La sonrisa que me dibuja los labios es el pincel más genial, el que sabrá delinear este día. Hoy no importa que llueva, que tenga mil cosas por hacer, que la universidad me agobie y lleve meses soltero. Pensándolo bien, nada de todo eso tiene la menor importancia. Si no se va a solucionar igualmente, ¿qué más da fruncir el ceño o torcer el gesto?

Aún me tengo a mí, y nadie va a poder quitarme eso.

Y a ti, lector/a... A ti no te pido hoy que mires al cielo, o a los lados, o a la pantalla. No, a ti te pido que alces tus manos a la altura de los ojos, y las observes. Eso es tu fuerza, tus manos eres tú. Donde seas capaz de llevar a tus manos, tu cuerpo las seguirá.

Construiremos nuestro destino, nuestro mundo, con el sudor de nuestras manos o el ingenio de nuestros dedos. Quizá con ambos. Quién sabe, ¿no? Todavía nos queda tantísimo por delante.

Así que no alcéis la vista sino las manos; no observéis al mundo sino a vosotros; no confiéis en nadie más que en vuestras posibilidades. Y vuestra vida será vuestra. Y entonces, sólo entonces, aprenderéis a ser plenamente felices.

sábado, 16 de enero de 2010

Las cuatro estaciones II: Nostalgia.

Duermen los niños. Los viejos duermen y la muerte los contempla, meciéndose en la silla vieja de madera carcomida. Duermen los niños, y la vida los acuna y les canta nanas al oído, para que nadie más las oiga.

Yo añoro esa infancia, ese pasar dulce de las horas y los días. Esas canciones de cuna perdidas. Y añoro lo que me queda por recorrer, todas las decisiones a las que debo enfrentarme aún. Pura nostalgia del futuro y del pasado.

Esa calle, sí, ese cielo que ahora se cubre de naranjas y agua clara, me ha visto asomarme a un balcón en la segunda planta, caminar descalzo por las baldosas rojizas y apoyar las manos en la baranda. Y aspirar la nostalgia de otros, la añoranza de miles de almas. No la mía.

¿Dónde están tus curvas doradas ahora? ¿Dónde tu placer prohibido, tus labios frenéticos? ¿Dónde tu propia nostalgia de noches sudorosas, agitadas?

Ah... Nostalgia. Qué bien te sienta mi cama.


foto de xavi ullets. Un fotografo genial, una mejor persona, un amigo inmejorable. T'estimo.

jueves, 14 de enero de 2010

Las cuatro estaciones I: Deseo.


El amor se huele. No se toca ni se ve, y aún menos se saborea. Puede que se oiga. Sí, puede que se pueda llegar a oír también. Amor es un perfume que llevamos en la mente o en la piel; en la nariz, en las entrañas y el corazón. Una melodía que tarareamos sin darnos cuenta, y que nos hace sonreír y mirar al cielo, o sólo caminar más rápido o más lento.

Que nos altera, vaya.

No sé mucho de ti. Sé cómo te llamas y de quién eres amigo, y sé que me encantaría conocerte. No te huelo ni te oigo, pero te veo y te he tocado. Creo.

No he llegado a probarte.

Grr. Cuando por fin te tenga...

lunes, 11 de enero de 2010

Gira la rueda, la rueda gira.

El sol renacerá.

Renaceran la luna, la tierra y el firmamento. No hay inicio sin fin, ni muerte sin nacimiento. ¿Lo sabías, verdad?

Guardo el secreto de la humanidad en los bolsillos de mis tejanos. Llevo tus ecos y mi voz en lo profundo de un puño, y la otra mano abierta para escuchar. No necesito mucho más, que lo que no se oye ni se dice no me tiene que importar.

Pero si mis ojos se abren un día y mi puño está abierto, y tu eco yace sobre la cama penetrado, o apenas besado o tan siquiera acariciado (o dormido, qué sé yo); si eso ocurre, amor mío, sabré que he dejado de poseerte.

Y el sol morirá.

domingo, 10 de enero de 2010

Águila abatida por el cazador.

Oasis vacacional.

Al alba, las alas de la paz marcharán sobre nosotros. Para ganarle minutos al olvido y al cielo, y a la noche y al mismo tiempo. Para robarnos el alma, para acariciarla y nada más.

¿Qué es música? ¿Qué poesía?

Oasis cerebral.

Pensar con los intestinos, con las entrañas. Soy todos mis órganos. ¿Quién es quién para responder qué es nada? Si no nos conocemos, si ni siquiera sabemos qué queremos de nosotros...

Si ha caído en la niebla nuestra amada.

jueves, 7 de enero de 2010

Já, ¡me río en tu cara!

-¡Es que necesito estar enamorado!

-Que necesitas... ¿Eres idiota?

Oh, sí, sabía perfectamente que, por primera vez, no era él quien decía esa ñoñería estúpida de "sin amor no soy nada"; y, joder, ¡qué bien se sentía sabiéndolo!

-No te pases. Tú has estado dando por saco con tu enamoramiento durante meses, y todos los que te leen han estado soportándote; podrías darme un respiro, ¿no?

-Podría.

Silencio incómodo.

-Pero... ¡Dime algo!

-Ay, no sé, tío, ¿qué esperas de mí? ¡No puedo entenderte! Es como si vivieses en medio del campo y desearas morir aplastado por un rascacielos derrumbándose. Es ilógico necesitar enamorarse, ¡porque necesidad y amor son completamente opuestos!

-De verdad, no se puede hablar contigo. Eres un niñato repelente y te odio.

-Del amor al odio...

Un paso. Adiós --

sábado, 2 de enero de 2010

Una reverencia, y ¡que el espectáculo continúe!

Prefiero no hablar del tema. He intentado escribir sobre él tres veces, y las tres he acabado borrando todo el texto de la entrada. ¿Intimidad? Puede ser. ¡Aunque apostaría por la opción de no querer pensar en ello más de lo necesario!

Ayer la fiesta de Fin de año fue brutal. Sobre todo gracias a él, a mi mejor amigo. No sé qué hubiese hecho si no hubiese estado a mi lado cuando dejé de percibir lo que me rodeaba y dejé de ser Víctor para ser un mojito con patas.

"Yo soy yo y mis circunstancias", ¿no? Pues ayer mis circunstancias eran más bien desalentadoras. Así que niños y niñas, nada de beberse 4 mojitos, 2 caipirinhas y 3 cervezas en unas 4 horas, porque no suelen sentarle nada bien al body.

En fin, brevísimo resumen del año que ya es pasado: muchos tíos en mi cama (en días y horas diferentes), mucho alcohol y tabaco en mi sangre, demasiadas ideas en mi cabeza y cada vez menos gente en la que apoyarme.

El 2010 promete, chic@s... ¡¡Feliz año nuevo!!

posdata: mañana me voy a ampuriabrava unos días, a relajarme y aislarme del mundo. Lo necesito. ¡Cuidaos hasta que vuelva!