Tus ojos entrecerrados, apenas despiertos,
son ventanas que encauzan el sol.
Son luz de mañana y aire fresco,
son un cielo sin nubes, son...
No sabría decirte.
Me baño en tu mirada,
y prefiero pensar menos
y sentirte.
Notar cada milímetro de ti en tu cama,
en la ducha, en cada estancia. Prefiero
no saber nada; dejarme llevar,
y que reinen tu mirada
y mi mirada. Nuestras piernas entrelazadas,
tu cabeza en mi hombro y mis manos
explorando tu espalda.
Eres la apoteosis de lo desconocido.
Un torrente de sentidos potenciados,
de tiempo transcurrido en todo
-o en nada-.
Eres darle importancia a una taza de café;
una crêpe y una velada.
Eres,
no lo sé,
el poder de la palabra.
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