El día en que salté al vacío
las estrellas me observaban
y reían, y callaban.
Aquellos pasos incontrolados,
mi ritmo cardiaco.
Era un acantilado y corrí,
me abalancé sobre él.
Puse en ello mi alma y mi voz,
mis dedos, mi último aliento.
Salté al vacío como saltan,
no lo sé, los ángeles al infierno.
La caída es larga. El aire frío.
Y el vacío, ese vacío. La caída...
Aún estoy cayendo.
Abajo, más abajo me espera
un cuento, de ojos mudos
y sonrisas desvaneciéndose.
Me esperan nuevos tiempos.
Podría tratarse de un futuro,
en el que tú no estás
y todo es desaliento.
Podría ser... Sí, podría ser eso.
Y puede que... Puede que algún día
llegue al suelo.
4 comentarios:
No tengo palabras....precioso!!!!
No tengo palabras....precioso!!!!
No tengo palabras....precioso!!!!
Muchas gracias, Antonia. La tristeza es inspiradora!
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