¿He agotado esas palabras?
Sé que ya no queda poesía,
y no me escribo todo
hasta vaciarme y llenarte.
Soy yo todo, todo yo. Mío
es el torrente de palabras,
italianizadas ahora,
en la esperanza mañana.
Soy yo por fin, y de
esas palabras
quedan interrogantes
-y nada-.
No es el tiempo el que cura.
Curamos nosotros lo que duele,
y lo hacemos cuando volvemos
a tenernos. Ser feliz es no perderse.
¿Y después? Quizás no hay nada.
O hay quizás varias puertas,
y resta en nuestras manos abrirlas
o salir por la ventana.
Una lleva a tus brazos, tu
sonrisa, tu cama. Otra
lleva a los míos, a esta casa,
a mi casa.
Una tercera
me devuelve a aquella estancia,
en la que todo es luz y nada queda
ya de esas palabras.
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