Delineantes de realidades paralelas,
los sueños (mis sueños)
me advertirían del peligro.
De tardes placenteras y suspiros,
tímidas caricias y manos sin dueño.
El silencio lo cubre todo, si es que lo dejamos.
Apenas unos párpados y un gesto involuntario,
una sonrisa y una voz suave.
Dar es arriesgado. No recibir, probable.
Soy yo, el emisario
de noticias ya conocidas y no tan agradables.
soy yo, entre dos aguas,
cautivado por algunas Españas,
lo claro y meridiano y lo insondable.
Que decaiga o no decaiga el ritmo,
y vengan o no vengan notas nuevas a rescatarlo.
Que me mire o no me mire y me hable -o no me hable-
y sea yo el cauto, el ingenuo, el que no emita sonido y
el que no pare.
Sea un verso que fluye entre los acordes,
como fluyen los recuerdos de ese viaje inolvidable.
Vengan entonces a mí las imágenes y las risas,
la confianza y el eterno reconocerse. Que pasen
y vean, y no me digan nada y me abracen.
Delineando una realidad paralela, un sueño.
En él, un mensaje. En él, unas pocas palabras...
Y despertarme.
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